Quienquiera que vea en la enfermedad una expresión vital del organismo, ya no la verá como un enemigo. En el momento que me doy cuenta que la enfermedad es una creación del paciente, se me convierte en algo semejante a su manera de andar, su modo de hablar, su expresión facial, los movimientos de sus manos, los dibujos que ha hecho, la casa que ha construido, los negocios que ha establecido, o la manera en cómo funcionan sus pensamientos: un símbolo importante de los poderes que lo rigen, y sobre los que trato de establecer influencia, cuando los juzgo bien.
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DIEZ PASOS PARA CONTROLAR LA CEFALEA
CUESTIONARIO MIDAS