15 de enero de 2010

No se encuentran evidencias que sustenten el tratamiento preventivo de la prehipertensión, prediabetes ni de la osteopenia.




















Tampoco para tratar indiscriminadamente con estatinas a todo diabético o hipertenso sin enfermedad cardiovascular.
De hecho, no existe fundamento para considerar la diabetes como un “equivalente de riesgo coronario
.
El tamaño del efecto global de las estatinas es del 1,6% (RAR, reducción absoluta del riesgo) en 4-5 años en la incidencia de acontecimientos coronarios.
No se dispone de evidencias para el uso de estatinas en mujeres sanas, ni en mayores de 70 años sin enfermedad cardiovascular.
La aspirina logra reducir infartos en varones en un 0,8% en 5-6 años e ictus en mujeres en un 0,2% en 10 años, con un incremento de la incidencia de hemorragia digestiva severa del 0,3% y cerebral del 0.1%.
En los ensayos en diabéticos la aspirina no ha resultado eficaz.
Las evidencias sobre la prevención de fracturas son de mala calidad.
En prevención primaria los fármacos antifractura reducen la incidencia de fracturas vertebrales, pero no, de forma clara y consistente, las fracturas de cadera o no vertebrales; no existen datos en mujeres menores de 65 años.
Las evidencias no apoyan que se reduzca la presión arterial en los diabéticos debajo de 130/80 mm Hg, y el objetivo general 140/90 mmHg es más una “recomendación prudente” que una cifra sólidamente avalada.
En prevención primaria no existen datos que permitan justificar el logro de cifras de c-LDL inferiores a 130 ó a 115 mg/dl. Existen evidencias de que reducir la HbA1c debajo de 6-6,5% frente al 7-8% se asocia a mayor mortalidad.