El Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica (NICE) británico se encuentra de nuevo en el ojo del huracán a raíz de su decisión de catalogar varios fármacos indicados en el tratamiento del carcinoma renal –concretamente, bevacizumab(350€ en hospital a 1323€ en farmacia), sorafenib(coste ciclo mas de 5000€) sunitinib(4900 €) y temsirolimus– como clínicamente eficaces, pero no coste-efectivos. Una decisión que puede determinar la no recomendación de su uso dentro del Sistema Nacional de Salud (NHS) de Inglaterra y Gales.
¿La solución? En opinión de los expertos, y sin tener que llegar a establecer el precio de los fármacos en función de su eficacia –una medida adoptada en Australia, Canadá y Suecia para contrarrestar los precios que reclama la industria–, pasa tanto por la inclusión y análisis de otros factores como por la revisión de los propios umbrales, porque, ¿cómo catalogar cuándo un avance médico resulta demasiado costoso?