Uno de los análisis encontró que el ejercicio mejoró el bienestar general del paciente, mientras que el otro descubrió que la actividad física reduce ligeramente el riesgo de hospitalización y muerte.
"Creo que podemos decir con un alto grado de certidumbre que es seguro hacer ejercicio", indicó el doctor Christopher M. O'Connor, investigador principal del estudio y director del Centro Médico de la Universidad Duke en Durham, Carolina del Norte."El mensaje para el paciente promedio con insuficiencia cardiaca es: ‘creemos que el ejercicio sí aporta beneficios. La calidad de vida es importante y el estar en buena forma también'".
Por otro lado, señaló: "si el paciente no se ejercita porque no quiere o debido a problemas ortopédicos, tiene que saber que no se va a lastimar de manera dramática".