SOPORTE VITAL BÁSICO
Los cambios en soporte vital básico (SVB), desde las guías de 2005
incluyen: Los
operadores de los teléfonos de emergencias deben ser
entrenados para interrogar a las personas que llaman, con protocolos
estrictos para obtener información. Esta información debería centrarse
en el
reconocimiento de la ausencia de respuesta y la calidad de la
respiración. En combinación con la ausencia de respuesta, la ausencia de
respiración o cualquier anomalía de la respiración deberían activar un
protocolo del operador para la sospecha de parada cardiaca. Se enfatiza
la importancia de las boqueadas o “gasping” como signo de parada
cardíaca. Todos los reanimadores, entrenados o no, deberían proporcionar
compresiones torácicas a las víctimas de parada cardíaca. Sigue siendo
esencial hacer especial énfasis en aplicar compresiones torácicas de
alta calidad. El objetivo debería ser comprimir hasta una profundidad de
al menos 5 cm y a una frecuencia de al menos 100 compresiones/min,
permitir el retroceso completo del tórax, y reducir al máximo las
interrupciones de las compresiones torácicas. Los reanimadores
entrenados deberían también proporcionar ventilaciones con una relación
compresiones-ventilaciones (CV) de 30:2.
TERAPIAS ELÉCTRICAS:DESFIBRILADORES EXTERNOS AUTOMÁTICOS,, DESFIBRILACIÓN,, CARDIOVERSIÓN Y MARCAPASOS.
SOPORTE VITAL AVANZADO EN ADULTOS
Mayor énfasis en la importancia de las
compresiones torácicas de alta calidad mínimamente interrumpidas a todo
lo largo de cualquier intervención de SVA
Se disminuye el énfasis sobre el papel del golpe precordial. La
administración de hasta tres descargas rápidas consecutivas (agrupadas)
en la fibrilación ventricular / taquicardia ventricular sin pulso (FV /
TV) que ocurre en la sala de cateterismo cardíaco o en el período
inmediato post-operatorio tras la cirugía cardiaca. Ya no se recomienda
la administración de medicamentos a través de un tubo traqueal - si no
se puede conseguir un acceso intravenoso, los fármacos deben ser
administrados por vía intraósea (IO). Durante el tratamiento de la
parada cardiaca por FV / TV, se administra 1 mg de adrenalina después de
la tercera descarga, una vez se han reiniciado las compresiones
torácicas, y después cada 3-5 minutos (durante ciclos alternos de RCP).
Después de la tercera descarga también se administran 300 mg de
amiodarona. Ya no se recomienda la utilización rutinaria de atropina en
la asistolia ni en la actividad eléctrica sin pulso (AESP). Se reduce el
énfasis en la intubación traqueal precoz, salvo que se lleve a cabo por
reanimadores con alta pericia, con mínima interrupción de las
compresiones torácicas.
Mucha mayor atención y énfasis en el
tratamiento del síndrome post-parada cardiaca. Reconocimiento de que la
implementación de un protocolo de tratamiento post-resucitación
detallado y estructurado puede mejorar la supervivencia de las víctimas
de parada cardiaca tras la RCE. Mayor énfasis en el uso de la
intervención coronaria percutánea primaria en los pacientes apropiados
(incluyendo los comatosos) con RCE mantenida tras parada cardíaca.
Revisión de la recomendación sobre el control de la glucosa: en adultos
con RCE mantenida tras parada cardíaca, deberían ser tratados valores de
glucosa en sangre >10 mmol/L (>180 mg/dL), pero debe evitarse la
hipoglucemia.
SOPORTE VITAL PEDIÁTRICO
Los cambios más importantes para el soporte vital pediátrico en estas
nuevas guías incluyen: Reconocimiento del paro cardiaco - Los
profesionales sanitarios no son capaces de detectar de forma fiable la
presencia o ausencia de pulso en menos de 10 segundos en lactantes o
niños. Deberían buscar signos de vida y si están seguros en la técnica,
podrán añadir la palpación del pulso para el diagnóstico del paro
cardíaco y decidir si deberían iniciar las compresiones torácicas o no.
La decisión de iniciar la RCP debe ser tomada en menos de 10 segundos.
De acuerdo con la edad del niño, se puede utilizar la comprobación del
pulso carotídeo (niños), braquial (lactantes) o femoral (niños y
lactantes). La relación compresión-ventilación (CV) utilizada en niños
debe basarse en si están presentes uno o más reanimadores. A los
reanimadores legos, que por lo general solo aprenden técnicas con un
solo reanimador, se les debería enseñar a utilizar una relación de 30
compresiones y 2 ventilaciones, igual que en las guías de adultos, lo
que permite a cualquier persona entrenada en SVB, resucitar niños con
una mínima información adicional. Los reanimadores profesionales
deberían aprender y utilizar una relación CV de 15:2; sin embargo,
pueden utilizar la relación 30:2 si están solos, en particular si no
están consiguiendo un número adecuado de compresiones torácicas. La
ventilación sigue siendo un componente muy importante de la RCP en
paradas asfícticas. Los reanimadores que no puedan o no deseen realizar
ventilación boca-a-boca deberían ser alentados a realizar al menos RCP
con sólo compresiones. Se hace hincapié en conseguir compresiones de
calidad de una profundidad adecuada con mínimas interrupciones para
minimizar el tiempo sin flujo. Hay que comprimir el tórax en todos los
niños por lo menos 1/3 del diámetro torácico antero-posterior (es decir,
aproximadamente 4 cm en lactantes y unos 5 cm en niños). Se enfatiza la
descompresión completa subsiguiente. Tanto para los lactantes como para
los niños, la frecuencia de compresión debería ser de al menos 100 pero
no mayor de 120/min. La técnica de compresión para lactantes consiste
en compresión con dos dedos para reanimadores individuales y la técnica
con dos pulgares rodeando el tórax para dos o más reanimadores. Para
niños más mayores, puede utilizarse la técnica de una o dos manos, según
las preferencias del reanimador. Los desfibriladores externos
automáticos (DEAs) son seguros y eficaces cuando se utilizan en niños
mayores de un año. Para niños de 1-8 años se recomiendan parches
pediátricos o un software específico para atenuar la descarga de la
máquina a 50-75 J. Si no se dispone de una descarga atenuada o una
máquina de regulación manual, puede utilizarse en niños mayores de un
año un DEA para adultos sin modificar. Se han referido casos de uso con
éxito de DEAs en niños menores de 1 año; en el raro caso de producirse
un ritmo desfibrilable en un niño menor de 1 año, es razonable utilizar
un DEA (preferentemente con atenuador de dosis). Para reducir el tiempo
sin flujo, cuando se utiliza un desfibrilador manual, las compresiones
torácicas se continúan mientras se aplican y cargan las palas o parches
(si el tamaño del tórax del niño lo permite). Las compresiones torácicas
se detienen brevemente, una vez que el desfibrilador está cargado, para
administrar la descarga. Por simplicidad y coherencia con las guías de
SVB y SVA en adultos, se recomienda para la desfibrilación en niños una
estrategia de una sola descarga con una dosis no creciente de 4 J/kg (de
preferencia bifásica, pero la monofásica es aceptable). Los tubos
traqueales con balón pueden ser utilizados con seguridad en lactantes y
niños pequeños y se debe comprobar su presión de inflado. El tamaño del
tubo debería ser seleccionado mediante la aplicación de una fórmula
validada. No está clara la seguridad y la utilidad de emplear la presión
cricoidea durante la intubación traqueal. Por lo tanto, la aplicación
de presión sobre el cricoides se debe modificar o suspender si impide la
ventilación o la velocidad y la facilidad de la intubación. La
monitorización de dióxido de carbono espirado (CO2), idealmente por
capnografía, es útil para confirmar la posición correcta del tubo
traqueal y recomendable durante la RCP para ayudar a evaluar y optimizar
su calidad.
RESUCITACIÓN DE RECIÉN NACIDOS EN EL PARITORIO.
En recién nacidos
sanos, se recomienda retrasar 1 minuto la ligadura del cordón umbilical,
una vez que se ha producido el parto.
En los recién nacidos prematuros, de menos de 32 semanas de
gestación, en la reanimación con aire puede no alcanzarse una adecuada
saturación de oxígeno como se ve en los niños a término.
A los recién nacidos prematuros, con edad de gestación inferior a 28
semanas, se les debe cubrir hasta el cuello con una bolsa o sábana de
plástico, sin secarles, inmediatamente después del nacimiento. La
estabilización y demás cuidados se realizarán bajo una fuente de calor
radiante. La cobertura se debe mantener hasta que se comprueba la
temperatura después del ingreso en planta. La temperatura del paritorio
debe ser de al menos 26ºC.
La relación compresión:ventilación se
mantiene en 3.1 en la resucitación cardiopulmonar en paritorio.
Si es necesario administrar adrenalina la vía
recomendada es la intravenosa a una dosis de 10-30 microgramos kg-1. Si
se utiliza la vía traqueal, es probable que se necesite una dosis de
50-100 microgramos Kg-1 para obtener un efecto similar al de 10
microgramos kg-1 por vía intravenosa. La detección de dióxido de carbono
espirado, junto con la evaluación clínica, se recomienda como el método
más fiable para confirmar la colocación adecuada del tubo traqueal en
neonatos con circulación espontánea. En los recién nacidos a término o
casi a término con encefalopatía hipóxico - isquémica de evolución
moderada a grave, cuando sea posible, debería plantearse la hipotermia
terapéutica. Esto no afecta a la resucitación inmediata, pero es
importante para el cuidado post-resucitación.
PRINCIPIOS DE LA FORMACIÓN EN RESUCITACIÓN.
Los conocimientos y habilidades en soporte vital básico y
avanzado se deterioran en tan poco tiempo como tres a seis meses.
Un mayor énfasis en las habilidades no
técnicas (HNT), tales como el liderazgo, el trabajo en equipo, la
gestión de tareas y la comunicación estructurada ayudará a mejorar la
realización de la RCP y la atención al paciente.
Para ayudar a mejorar
el equipo de resucitación y el rendimiento individual, se deberían
utilizar reuniones de equipo para planificar los intentos de
resucitación, y reuniones de resultados basadas en el desempeño durante
intentos de resucitación simulados o reales.