En el mundo médico y académico no se discute el papel del geriatra como el especialista del mayor. Un anciano atendido en un entorno adecuado y especializado, ajustado a sus necesidades, alcanza mejores resultados de salud. De hecho, la geriatría:
- Disminuye en un 20% el riesgo de desarrollar dependencia.
- Reduce en un 18% el deterioro funcional en los enfermos hospitalizados, aumentando, además, las posibilidades de que puedan regresar antes al domicilio y permanecer en el durante más tiempo.
- Se previene el deterioro cognitivo.
- Mayor satisfacción de los propios enfermos y sus familias de la asistencia recibida.
- Reducción de los costes asistenciales.