El médico de González le sigue atendiendo en consulta, la última vez
el pasado viernes, pese a que el nombre y la historia clínica del
paciente han desaparecido de su ordenador. No hay ningún Julio Basilio González con una afección cardíaca crónica en las bases de datos. Pero
el enfermo existe, con su arteroesclorisis (endurecimiento de las
arterias), sus dolores de cabeza, su soplo y una ristra de enfermedades
en el historial médico que señala una y otra vez para apoyar su relato.
Las citas las pide por teléfono, como le han aconsejado en
Médicos
del Mundo, porque no piden datos. Otras veces, el doctor le emplaza a ir
en una fecha determinada y se lo anota en un papel en blanco. En las
mismas octavillas en las que le apunta las pastillas que tiene que
tomar. “Como no puedo pagarlas, tendré que priorizar cuáles tomo”,
planea.