Los efectos de las cefaleas obligan a casi la mitad de los conductores a buscar una zona de descanso o un área de servicio en la carretera hasta que los síntomas disminuyen. Uno de cada cinco ha tenido que llamar a un familiar o un amigo en busca de ayuda y el 12,5 por ciento de los conductores se ha visto obligado a detener su vehículo en el arcén de manera temporal hasta que desaparecen los síntomas.
Según la investigación, más del 40 por ciento de los encuestados ha sufrido disminución de movilidad o falta de sensibilidad en las extremidades y uno de cada tres ha tenido problemas de visión causados por las cefaleas. Pero no sólo la propia enfermedad dificulta la conducción, el principal peligro se encuentra a menudo en la medicación que consumen estas personas para tratar o prevenir los síntomas y el dolor.