Una investigación publicada por la revista médica británica The Lancet asegura que la comunidad internacional debe descartar la noción del cáncer como "una afección de ricos" y en su lugar establecer la prioridad de una estrategia global contra su propagación, similar a la que existe para el VIH.
El uso de fármacos genéricos, las campañas de educación a la población y una mejor formación para médicos y trabajadores comunitarios podrían ser un arma efectiva para luchar contra los dos tercios de los 7,6 millones de fallecimientos que cada año ocurren en el mundo debido al cáncer y que tienen lugar en países con ingresos medios o bajos.
En 1970, sólo el 15% de los nuevos casos mundiales se registraban en las naciones pobres, pero esta cifra aumentó al 56% en 2008 y se espera que crezca hasta el 70% en 2030.
Una serie de iniciativas podrían comenzar a cambiar esta tendencia: el consumo de tabaco, un gran factor de riesgo en muchos cánceres, aumentó en las naciones en desarrollo -ahora mercado objetivo de las tabacaleras-, de forma que las campañas antitabaco podrían ayudar a reducir la enfermedad, como también podría tener un impacto significativo la educación para promover la detección precoz y el sometimiento a pruebas de detección.O campañas como la vacunación contra el papiloma (para prevenir el cáncer de cervical) o la hepatitis B (para prevenir el de hígado).
Ambas son demasiado caras para que las poblaciones de países de ingresos medios o bajos puedan permitírselas en la actualidad