Suena el teléfono y Henry, compañero de María, responde con voz calmada y segura: "Teléfono de ayuda". Él es una de las cuatro personas que atienden las consultas de lunes a viernes, de diez a ocho de la tarde. El trabajador prosigue con la llamada. Con el ratón señala en el ordenador dos casillas: "Mujer y pareja con VIH". Más de la mitad de las consultas, un 56%, están relacionadas con prácticas sexuales, principalmente heterosexuales. En cuanto a la información solicitada, se agrupa en dos bloques. La primera, son las vías de transmisión del VIH (40%) y la segunda, falta de información sobre las pruebas de diagnóstico existentes para la detección del virus: "En esta llamada, la mujer estaba preocupada por cosas cotidianas como si podía beber del mismo vaso que su pareja o ducharse con él.
"La decisión de hacerse las pruebas es personal y voluntaria", explica Henry. Los tests se pueden realizar de forma gratuita en los centros sanitarios de la red pública y además en los centros de enfermedades de transmisión sexual y ONG. "En Cataluña y País Vasco se pueden comprar en las farmacias lo que llamamos pruebas rápidas y cuyo resultado se obtiene en menos de 30 minutos", explica Hernández.