La base de la dieta mediterránea la forman, precisamente, los hidratos de carbono, pero en
los últimos años los expertos constatan una disminución en su ingesta
debido, en parte, a la creencia errónea de que engordan. Para Lluís Serra Majem, presidente de la Fundación Dieta Mediterránea, «en
condiciones de consumo calórico y actividad física adecuada, los
hidratos de carbono deben constituir entre el 50-60 por ciento de las
calorías totales de la dieta».
El auge de las dietas hiperproteícas ha propiciado que el consumo de
carhobidratos se haya quedado relegado a un segundo plano. «Se les ha
acusado, de forma injusta, de alimentos que engordan cuanto aportan
cuatro calorías por gramo.