- Prometen resultados rápidos.
- Prometen resultados asombrosos o "mágicos” (Ej.: “cura milagrosa”, "ingrediente secreto", "antiguo remedio”, "punto de estimulación del hambre", "termogénesis" etc.).
- Prohíben el consumo de un alimento o grupo de alimentos.
- Contienen afirmaciones que contradicen a colectivos sanitarios de reputación reconocida.
- Incluyen relatos, historias o testimonios, sin documentar, para aportar credibilidad.
- Se pueden auto-administrar o implementar sin la participación de profesionales sanitarios cualificados (“hágalo usted mismo”).
- Contienen listados de alimentos buenos y malos.
- Exageran o distorsionan la realidad científica de un nutriente o alimento.
- Incluyen o se basan en el consumo de preparados que vende quien promueve el tratamiento dietético.
- Los preparados a consumir (productos dietéticos o similares) tienen un coste muy elevado si los
- comparamos con el valor económico de obtener los mismos resultados comiendo alimentos comunes.
- Garantizan los resultados o prometen “devolver el dinero” si no funciona.
- Afirmaciones que sugieren que el producto es seguro, ya que es "natural".
- Suelen desligarse de los posibles efectos adversos de su uso con frases parecidas a: “el autor o el fabricante no se responsabiliza de…”.
- Conclusiones simplistas extraídas de un estudio científico complejo.
- Recomendaciones basadas en un único estudio, o en estudios realizados con pocas personas (muestra no
- representativa), seguidas durante un breve espacio de tiempo (suelen acompañarse de frases como "descubrimiento científico").
- Recomendaciones basadas en varios estudios realizados en animales o en modelos celulares (in vitro)
- Recomendaciones basadas en estudios sin revisión por pares (peer reviewed).
- Recomendaciones a partir de estudios que ignoran diferencias entre individuos o grupos..
Condiciones que debería cumplir todo tratamiento dietético de la obesidad
Disminuir la grasa corporal preservando al máximo la masa magra.
Realizable por un espacio de tiempo prolongado.
Eficaz a largo plazo, esto es, manteniendo el peso perdido.
Prevenir futuras ganancias de peso.
Conllevar una función de educación alimentaria que destierre mitos, errores y hábitos de alimentación
inadecuados.
Disminuir los factores de riesgo cardiovasculares asociados a la obesidad (hipertensión arterial, dislipemia,
prediabetes o diabetes mellitus)
Mejorar otras comorbilidades vinculadas al exceso de peso (apnea del sueño, artrosis, riesgo neoplásico,
etc.).
Inducir una mejoría psicosomática con recuperación de la autoestima.
Aumentar la capacidad funcional y la calidad de vida.