Actualmente, la Fundación José Carreras y el Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO) cuentan con más de 130.000 donantes tipificados.
Durante el proceso, después de que el paciente se haya sometido a un régimen de quimioterapia y/o radioterapia, comienza un periodo de aislamiento, que puede oscilar entre tres y ocho semanas, tiempo en el que las complicaciones infecciosas son uno de los principales riesgos que tiene que superar el trasplantado.
"Por ello, las estrategias preventivas y los tratamientos precoces de las complicaciones infecciosas, son muy importantes. Hay que adoptar una vigilancia muy estrecha sobre el paciente", ha asegurado Vallejo.
El especialista ha indicado que, junto con los tratamientos médicos, una "actitud positiva" y el apoyo de la familia y los allegados son "fundamentales" para que los pacientes puedan recobrar cuanto antes un estilo de vida normalizado, que en un alto porcentaje de casos puede llegar a ser "pleno".
Por otro lado, el hematólogo ha subrayado la importancia de la donación de médula ósea, ya que el trasplante de progenitores hematopoyéticos representa, en muchos casos, la única posibilidad real de curación para estos enfermos.