2. No todas las infecciones necesitan tratamiento antibiótico.
3. Explica detalladamente la pauta y duración de los antibióticos a los pacientes. La resistencia a antibióticos es más probable que ocurra en los casos de:
- mal cumplimiento por el paciente,
- con la administración de forma intermitente y/o
- a dosis infraterapéuticas
4. Si tienes que utilizar antibióticos utiliza aquél que se ajuste mejor a la posible etiología, probabilidad de resistencia y localización de la infección, evitando los antibióticos de amplio espectro.
5. Siempre que estén disponibles, utiliza las técnicas rápidas de diagnóstico microbiológico en aquellos procesos en los que las pruebas tengan la suficiente fiabilidad y validez para establecer un diagnóstico etiológico (strepA para amigdalitis y PCT para bronquitis-neumonía).
6. Utiliza tus habilidades comunicativas con los pacientes.
- No presupongas que los pacientes siempre quieren que les prescribas un antibiótico.
- No te sientas presionado por ello, comparte con los pacientes la incertidumbre sobre tu decisión de prescribir o no un antibiótico y si tienes dudas sobre le evolución de la infección, recomienda la prescripción diferida del antibiótico.
7. No utilices los antibióticos de forma preventiva en los casos en los que no esté plenamente establecida esta indicación.
8. No presupongas que los pacientes están informados sobre el uso adecuado de los antibióticos.
Si no prescribes un antibiótico al paciente,
- infórmale sobre su enfermedad y
- los riesgos de utilizar los antibióticos cuando no estén indicados,
- si puedes, entrégale documentación escrita.
9. Si no estás de acuerdo con la indicación:
- no prescribas un tratamiento con antibióticos indicado por otro/a médico/a o profesional sanitario/a o
- dispensado en una oficina de farmacia sin receta.
10. Retira el antibiótico pautado por otro/a profesional o autoadministrado, si consideras que no se necesita.