¿De qué recomendaciones se dispone? Para algunas situaciones clínicas se dispone de directrices bien establecidas. Las recomendaciones utilizadas son:
1. Indicada. Quiere decirse que esta prueba contribuirá muy probablemente a orientar el diagnóstico clínico y el tratamiento.
2. Exploración especializada. Se trata de pruebas complementarias complejas o caras, que habitualmente sólo realizarán médicos con la experiencia suficiente para valorar los datos clínicos y tomar medidas a partir de los resultados de las mismas. Suelen requerir un intercambio de pareceres con un especialista de radiología o de medicina nuclear.
3. No indicada en un primer momento. Situaciones en que la experiencia demuestra que el problema clínico suele desaparecer con el tiempo, por lo que sugerimos posponer la exploración entre tres y seis semanas, y llevarla a cabo sólo si persisten los síntomas. Un ejemplo típico de ello es el dolor de hombro.
4. No sistemáticamente indicada. Aquí queda patente que, aunque ninguna recomendación es absoluta, sólo se accederá a la petición si el médico la justifica convincentemente. Un ejemplo de tal justificación sería pedir una radiografía simple de un paciente con dorsalgia, en el que los datos clínicos apuntan a algo
distinto de una enfermedad degenerativa (por ejemplo, sospecha de fractura vertebral osteoporótica).
5. No indicada. Cuando se considera que no está fundamentado pedir esta prueba complementaria
(por ejemplo, UIV en caso de hipertensión).
- El embarazo y la protección del feto.
- Optimizar la dosis de radiación.
- La comunicación con un servicio de radiología clínica.
- Técnicas de diagnóstico por la imagen.
- Medicina nuclear (MN).
- Ecografía.