Hasta el momento existen dos vacunas contra el cáncer, una contra el de útero y otra contra algunos tumores hepáticos. Pero estas dos enfermedades son muy diferentes porque en el origen de ambas están los virus, mientras que en el cáncer de mama el cuerpo no reconoce las células malignas como extrañas.
La clave de esta nueva investigación fue localizar «un blanco dentro de las propias células que no se encuentre en las personas sanas», según explicó Vincent Tuhoy. Y su equipo lo encontró. Es una proteína llamada a-lactalbumin, que está en las células de mujeres que padecen cáncer de mama y en las de mujeres lactantes. Lo que hace la nueva vacuna es «convencer» al sistema inmunológico de que ataque a esa proteína, con lo que evita la aparición del tumor.