El estudio, publicado en la revista Environmental Health Perspectives y desarrollado por investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (Creal) y el Instituto de Investigación del Hospital del Mar de Barcelona (Imim), subraya que la natación tiene impactos positivos para la salud, que serían aún mayores en caso de reducir los niveles de los productos químicos utilizados en la desinfección.
Los DBPs se forman en piscinas por las reacciones que surgen entre los desinfectantes del agua y la materia orgánica, que aparece de forma natural o bien es producida por los propios nadadores a través del sudor, las células de la piel y la orina.
En concreto, el estudio señala el aumento de los niveles de genotoxicidad en el aire expirado después de nadar, y asegura que se descubrieron aumentos de un biomarcador que predice el riesgo de cáncer.
Esta reducción de los niveles de productos usados en la desinfección se puede lograr aplicando medidas como ducharse antes de nadar, utilizar gorro de baño, evitar orinar en las piscinas y realizar un mantenimiento adecuado.