Los resultados de las mamografías, medidos en términos de tamaño del tumor detectado, tiempo de vida ganado y mortalidad, han sido siempre más pobres en mujeres de 40 que en aquellas con 50.
En parte, esto se debía a que los tumores de las mujeres más jóvenes tienden a crecer más rápido, por lo que en el momento en el que alcanzan un tamaño apreciable, tendrían más posibilidades de haber sido detectados ya en un examen rutinario. Además, las más jóvenes tienden también a tener un tejido mamario más denso, que puede esconder los tumores, reduciendo su detectabilidad en las mamografías.