En 1908, un científico japonés llamado Kikunae Ikeda descubrió que el  glutamato monosódico, un aminoácido presente en las proteínas, producía  una sensación gustativa distinta. No se encuadraba dentro de lo dulce, ni de lo amargo, salado o ácido, y la bautizó como umami (sabroso, en japonés). Pero ¿a qué sabe el quinto gusto? “El queso parmesano, las  anchoas, los espárragos, los tomates, la carne, la salsa de soja o el  jamón ibérico tienen un regusto umami”, según Pere Puigdomènech,  director del Centro de Investigaciones en Agrigenómica de Barcelona.
El sabor umami identifica un producto rico en proteínas. Detectándose  especialemnte en los alimentos crudos. Descrito como agradable y  carnoso, la gastronomía moderna aprecia el valor del umami porque es el  potenciador por excelencia del sabor de los alimentos.
